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Chubut votó “Sí”, pero la eliminación de los fueros abre un nuevo debate político y jurídico

Con el 63,61% de los votos afirmativos, el referéndum avaló la reforma impulsada por el gobernador Ignacio Torres. Sin embargo, la medida no alcanza al mandatario ni al vicegobernador, lo que deja un escenario abierto sobre el verdadero alcance de la igualdad ante la ley.

El domingo, la ciudadanía de Chubut se pronunció a favor de modificar la Constitución provincial para restringir los fueros de funcionarios públicos y representantes sindicales. Con una participación cercana al 50% del padrón y un 63,61% de votos por el “Sí”, la reforma quedó aprobada y fue promulgada de inmediato.

No obstante, el texto que entra en vigencia no elimina la totalidad de las inmunidades políticas, ya que mantiene los fueros del gobernador y del vicegobernador, preservando así un núcleo de protección institucional que contradice —en parte— el discurso de “igualdad ante la ley” con que fue presentada la iniciativa oficial.

Una victoria política, pero con matices

Para el gobierno provincial, el resultado representa una ratificación política de la gestión de Ignacio Torres y su bandera de “renovación institucional”. El mandatario celebró el triunfo como un “hito histórico” que pone a Chubut “a la vanguardia en materia de transparencia pública”.

Sin embargo, distintos sectores jurídicos y políticos advierten que la reforma no suprime el régimen de privilegios en su totalidad, sino que lo reconfigura, dejando a salvo la figura del Ejecutivo provincial.

“El mensaje de las urnas es claro, pero el texto aprobado deja zonas grises. Si el gobernador y su vice siguen conservando fueros, no puede hablarse de una eliminación plena”, señalaron juristas consultados por medios locales, que también remarcaron la complejidad técnica del proceso de enmienda.

El trasfondo político: una jugada de alto impacto

Más allá del plano constitucional, el resultado tiene un fuerte peso político. Torres logra capitalizar el respaldo ciudadano en un momento donde la crisis económica y el desgaste de la dirigencia nacional obligan a los gobernadores a diferenciarse.

El discurso del “Sí” se apoyó en la idea de recuperar la confianza en las instituciones y romper con los privilegios de la política tradicional. Pero en los hechos, la reforma termina generando una asimetría interna, ya que los fueros subsisten para las máximas autoridades del Ejecutivo, mientras se limitan para legisladores, jueces y representantes sindicales.

La oposición provincial, en especial desde el Partido Justicialista y la izquierda, sostuvo que la medida es más una maniobra política que una transformación institucional real, y advirtió que puede abrir la puerta a una mayor discrecionalidad en el uso de la justicia.

Una estrategia que encontró su tiempo político

El “Sí” triunfó también por el modo en que fue comunicado. Desde el oficialismo, la consigna fue hábilmente presentada como una lucha contra los privilegios, un concepto que caló hondo en una sociedad que percibe a la política como un espacio de ventajas personales.

En una etapa de desconfianza generalizada hacia las instituciones, esa idea funcionó como un mensaje simple y emocional, capaz de llegar a un electorado amplio y heterogéneo. En cambio, quienes defendieron los fueros como garantías institucionales —y no como privilegios individuales— no lograron instalar su argumento en una sociedad desinformada o poco familiarizada con el trasfondo jurídico.

La estrategia oficialista, en ese sentido, fue efectiva: logró transformar un debate técnico y constitucional en una causa moral, ubicando al adversario político en el lugar incómodo de quien “defiende privilegios”. En términos de comunicación política, la jugada resultó impecable.

Entre la legitimidad del voto y la letra chica de la reforma

La votación tuvo el valor simbólico de revalidar la agenda de transparencia impulsada por el gobierno, pero al mismo tiempo evidenció las limitaciones del proceso constitucional.

Varios analistas apuntaron que el texto final no elimina los fueros del gobernador y vicegobernador, y que incluso mantiene ambigüedades jurídicas sobre la aplicación del nuevo régimen. Por eso, la discusión recién empieza: la política chubutense entra en una nueva etapa donde la interpretación de la reforma será clave.

Un cambio parcial que redefine el tablero provincial

La eliminación parcial de los fueros reordena el mapa institucional de Chubut. En los municipios, la medida se percibe con expectativa: algunos la leen como una señal de austeridad y control público, mientras otros la interpretan como una herramienta de disciplinamiento político frente a quienes disientan con el Ejecutivo.

En localidades del interior, como Río Mayo, Alto Río Senguer o Sarmiento, donde la relación entre poder político y justicia es más cercana, el debate adquiere una dimensión concreta: ¿cómo garantizar que la igualdad ante la ley no se transforme en desigualdad política?

El voto y su mensaje

El “Sí” ganó y la reforma ya está en vigencia, pero la discusión sobre su verdadero alcance continúa. Chubut dio una señal política potente —una sociedad que exige ejemplaridad y transparencia—, aunque el resultado deja abierta una pregunta central:

¿la eliminación de fueros será realmente un paso hacia la igualdad o una herramienta de poder bajo otro nombre?

Fuente: elaboración propia con base en datos oficiales y medios provinciales.

Enlace original: ADNSUR – Chubut decidió eliminar los fueros: el “Sí” obtuvo el 63,61%

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