”La satisfacción es devolverle la sonrisa al paciente”.
En el Día del Odontólogo, hoy dialogamos con el doctor Néstor Omar Rossi (MP: 0824). En la entrevista repasamos su recorrido desde la elección de la carrera hasta su regreso a Río Mayo en 2008, los desafíos de ejercer en una localidad del interior siendo oriundo de aquí, los cambios en la profesión, su vínculo con los pacientes y un mensaje final a los jóvenes y a la comunidad.
La odontología apareció casi de manera fortuita en la vida de Néstor Omar Rossi. “Se me cruzó la idea de estudiar, me anoté y seguí adelante. Fue un camino exigente, sobre todo en los primeros años, porque montar un consultorio implica un gran esfuerzo económico”, recuerda. Tras formarse, trabajó en Comodoro Rivadavia en distintos consultorios hasta reunir lo necesario para equipar el suyo propio y volver definitivamente a Río Mayo. Desde 2008 ejerce de manera estable en su pueblo natal, siendo de los pocos profesionales que pudieron regresar y desarrollar aquí su vocación.
Para él, ser el odontólogo del pueblo es más que un trabajo. “Me da gran satisfacción, pero también es una enorme responsabilidad. Calculo que al 90% de la población la he atendido alguna vez, ya sea en mi consultorio particular o en el hospital”, afirma. Ese arraigo y esa cercanía lo convirtieron en un referente comunitario, no solo por su capacidad profesional, sino también por la confianza y el trato humano con cada paciente.
Ejercer en el interior del país, señala, implica un desafío constante: la distancia con los grandes centros urbanos, la falta de recursos y la necesidad de sostener el servicio de manera casi exclusiva. “Es difícil, pero también tiene lo lindo: nos conocemos todos y eso genera otra relación con el paciente”, reflexiona.
A lo largo de los años, Rossi ha sido testigo de grandes transformaciones en su profesión. “Hubo avances muy significativos, como los implantes y las nuevas tecnologías que hoy nos facilitan los tratamientos. Siempre hay algo nuevo, incluso ahora la inteligencia artificial. Todo es más acelerado, pero siempre hay que estar actualizado”, explica. También destaca que cambió la relación con los pacientes: “Antes venían solo cuando había dolor, hoy llegan más por prevención y estética, lo cual es un gran avance en la conciencia sobre la salud bucal”.
Sobre el temor que suele generar la consulta odontológica, Rossi lo enfrenta con paciencia: “Muchos llegan con miedo, pero la clave es dar confianza, explicar lo que vamos a hacer, acompañar. Eso hace que vuelvan más tranquilos la próxima vez”. Entre los recuerdos más emotivos de su carrera rescata el agradecimiento simple de los vecinos: “Lo más lindo es cuando alguien que vino con dolor se va sonriendo. Esa es mi mayor satisfacción”.
En cuanto a la responsabilidad profesional, Rossi enfatiza el marco legal que regula su tarea: “Al igual que los médicos, somos los únicos facultados por ley para expender recetas, de acuerdo a la Ley 17.132. Luego están todas las demás profesiones que colaboran con nosotros: enfermeros, bioquímicos, kinesiólogos. Pero la primera atención y la prescripción recaen en el odontólogo”.
De cara al futuro, deja un mensaje especial a quienes piensan en seguir su camino: “A los jóvenes que quieren estudiar odontología les digo que es una profesión muy sacrificada, pero también muy gratificante. Hay que ponerle pasión y esfuerzo, porque es demandante, pero devuelve muchísimo en lo humano”.
Finalmente, agradece a la comunidad de Río Mayo por la confianza depositada en su trabajo durante todos estos años: “Gracias por confiar en mí. En un lugar chico como este, donde todos nos conocemos, la cercanía hace que la profesión se viva de otra manera. La satisfacción más grande es devolverle la sonrisa al paciente”.