a

“Llegué al pueblo y encontré a mi mamá triste”: la voz de la hija de una artesana

La denuncia de Tamara Anticaneo expuso el cierre del taller de telar mapuche en el área de Cultura de Río Mayo, dependiente de la Municipalidad, dejando a alumnas sin terminar sus tejidos y a una artesana con el dolor de sentirse olvidada en la Capital Nacional de la Esquila.

“El simple comentario que puse en mi estado, desde mi celular, sin mencionar a nadie, solo canté la verdad sobre lo que sucedió con el taller de telar que con todo el amor dictaba mi mami”, comenzó relatando Tamara Anticaneo.

Su madre se encontró con la noticia de que no podía seguir dictando clases en la Casa de la Cultura porque no cumplía con el requisito de tener cinco alumnas. “Mi mamá sí tenía a sus alumnas que iban desde el año pasado y otras chicas que arrancaron este año. El entusiasmo y las ganas de aprender de ellas, nadie lo vio”, expresó.

La situación no solo afectó a las estudiantes, sino también a la artesana que dedicaba paciencia, amor y tiempo a transmitir un saber ancestral. “La paciencia, amor, dedicación y tiempo que le puso mi mamá para enseñar desde cero el arte de tejer tampoco lo vieron. El avance de sus alumnas que iban a arrancar con tejido laboreado, tampoco lo vieron (bueno, que sabrán de laboreado)”, sostuvo Tamara.

Para quienes conocen la práctica, el telar mapuche es más que una técnica: conecta con la cultura local y con el propio Festival Nacional de la Esquila, además de ser una herramienta de salida laboral. “Soy del pueblo, y los que tenemos un poco de conocimiento de la causa sabemos que más allá de que el tejido en telar mapuche nos conecta directo con nuestra cultura, es una herramienta de salida laboral para quienes lo realizan”, enfatizó.

Pero también hay un costado humano que muchas veces se pasa por alto. Para una mujer mayor, dictar un taller no es solo transmitir conocimiento: es salir de la soledad, vincularse con otras personas y encontrar un cable a tierra en la vida cotidiana. En un contexto donde cuesta tanto generar espacios de inclusión para adultos mayores, ese rol cobra un valor social incalculable.

“Me parece totalmente injusto que le hagan eso a mi mamá, porque la hicieron sentir, cuando ella lo único que hacía era transmitir su conocimiento, sabiduría, experiencia, su amor por el tejido. Soy hija de una artesana, y voy a alzar mi voz las veces que sea necesario si se trata de mi mamá”, escribió Anticaneo.

Con una frase contundente, cerró su descargo: “Río Mayo, la Capital Nacional de la Esquila, donde las artesanas solo son mencionadas los tres días del festival en enero, y después quedan olvidadas todo el año”.

La foto final habla por sí sola: los tejidos quedaron a medio hacer, porque ni siquiera permitieron que se terminaran los trabajos comenzados.

Compartir:
Puntuar Este Artículo