“Nos ignoran, nos desprecian y se burlan de nosotros”

Alejandra Sánchez, docente de inglés en los niveles inicial, primario y secundario de Río Mayo, expresó en redes su indignación ante el destrato hacia el sector educativo y la falta de medidas frente al temporal
La publicación de Alejandra Sánchez, docente de inglés en los niveles inicial, primario y secundario de Río Mayo, generó una profunda repercusión entre sus colegas y la comunidad educativa local. Su mensaje, publicado en redes sociales tras la decisión de no suspender las clases pese al alerta naranja por vientos, condensa el malestar que atraviesan los trabajadores de la educación en todo el Chubut.
Durante la jornada del miércoles, ráfagas que superaron los 120 km/h afectaron a toda la región sur. Sin embargo, en varias localidades las clases se dictaron con normalidad en el turno mañana, pese a que desde el día anterior el Servicio Meteorológico Nacional había emitido la advertencia por condiciones extremas. Esta situación derivó en un fuerte repudio de los gremios docentes y auxiliares —ATECh, ATE y CITRAVICH— y en numerosas expresiones de malestar por parte de educadores que se sintieron expuestos a riesgos innecesarios.
En ese contexto, Sánchez decidió romper el silencio:
“Por lo general no soy de opinar en redes ni comentar nada, pero hoy escribo desde la indignación, desde la impotencia y desde un agotamiento que ya se vuelve insoportable.”
Su publicación, extensa y reflexiva, va más allá del enojo circunstancial. Representa el cansancio acumulado de un sector que, año tras año, enfrenta salarios depreciados, escuelas con problemas edilicios y decisiones políticas tomadas desde el desconocimiento de la realidad cotidiana.
“Nos ignoran, nos desprecian y se burlan —una y otra vez— de los docentes, auxiliares y de toda la comunidad educativa del Chubut. Cada destrato, cada silencio ante nuestros reclamos, cada decisión que nos deja al borde del abismo demuestra que para este gobierno no somos más que un número.”
“Ofrecen aumentos insuficientes, bonos que en mi opinión son ‘correctivos’ y que apenas alcanzan para disimular la miseria que proponen. Mientras tanto, inundan los medios con su campaña y su pauta publicitaria, vendiendo una realidad que no existe. Una realidad inventada, pagada con nuestro propio dinero.”
“Trabajamos en tres escuelas, corremos de un lado a otro, y aun así el sueldo no alcanza. No llegamos a fin de mes. Y duele profundamente ver cómo nuestra vocación, nuestro compromiso y esfuerzo diario son ignorados y despreciados.”
“Queremos respeto, salarios dignos y condiciones laborales humanas. Queremos recuperar lo que nos arrebataron: la dignidad de enseñar y vivir con orgullo del trabajo que hacemos.”
El mensaje de Sánchez encontró un eco inmediato entre docentes, padres y vecinos, que se sintieron reflejados en sus palabras. En las horas siguientes, la publicación fue ampliamente compartida y reunió decenas de reacciones y comentarios de apoyo, destacando la valentía de expresar en voz alta un malestar que muchos comparten en silencio.
La respuesta de la comunidad fue un gesto de empatía y respaldo colectivo, que transformó su testimonio individual en una expresión común de hartazgo y dignidad.