Realizan un emotivo homenaje para recordar al “Monito” Alan
Familia, amigos y el mundo hípico despidieron a un hombre querido y apasionado por las carreras
El cielo, testigo silencioso de la jornada, se llenó de globos blancos. El viento los elevó, llevándose con ellos el recuerdo, la gratitud y el cariño de toda una comunidad. En el predio del Club Hípico Río Mayo, familiares, amigos y vecinos rindieron un sentido homenaje a Juan Carlos “Monito” Alan, un hombre que dejó una huella imborrable en el turf regional y en la vida de todos los que compartieron con él su pasión por los caballos.
“El Monito”, como todos lo llamaban, fue un carrerista apasionado, compositor y preparador de caballos, un trabajador incansable y alegre que dedicó su vida al turf, a los galgos y a su gente. Su reciente desaparición física enlutó a las familias hípicas del sur, pero su recuerdo volvió a sentirse vivo en la cancha de carreras, en cada aplauso y en cada mirada al cielo.
Empleado de la Cooperativa de Servicios Públicos de Río Mayo, muchos lo recordaban como “el de los teléfonos”, siempre subido a los postes de energía, trabajando entre cables y herramientas, o dispuesto a dar una mano donde hiciera falta. Era un hombre de carácter noble y solidario, querido por su sencillez y por esa alegría que sabía contagiar en cada reunión.
“Sabía que esta vez no lo iba a tener conmigo”
Desde temprano, Eber “Palaly” Alan, hijo del Monito, sintió que el día sería distinto. “Cuando me desperté y alisté mis cosas para ir al hípico, fue algo fuerte. Estaba solo en mi departamento, vi fotos de mi papá que quería subir y me emocioné, porque sabía que esta vez no lo iba a tener como siempre estuvo conmigo en las carreras”, contó.
Antes de llegar al predio, un amigo lo invitó a pasar por el cementerio. “Fuimos a saludarlo, fue muy lindo porque estuvimos un ratito con él, sabíamos que estaba allá arriba. Fue lindo y a la vez esos sentimientos encontrados”, relató.
Ya en la cancha, Palaly se encontró con el cariño de la gente. “Muchos me saludaban por mi papá, me contaban cosas lindas, siempre el Monito, el Monito”, recordó emocionado. “Me sentí muy acompañado por mi familia y amigos, en especial por Miguel Alan y la familia de Ricardo Marín, que me acompañaron muchísimo.”
Palaly describió la jornada como intensa y conmovedora. “Me hacía falta verlo llegar a la rotonda, verlo en la cancha como él era, pero sabía que de alguna manera él estaba con nosotros.”
Con un mensaje simple y profundo, cerró su recuerdo:
“Mi viejo nos acompañará siempre. Él me enseñó esto y lo voy a vivir siempre con la mejor. Pasamos un montón de cosas lindas y cuando se tuvo que ir, se fue, pero disfrutamos hasta el último momento, eso es lo más importante. No dejen de hacer cosas con su familia y amigos, hoy los ves, mañana no sabés. Eso me quedó muy presente.”
“El amigo burrero, el que nunca te dejaba de a pie”
El homenaje tuvo un condimento especial: el presidente del Club Hípico, Miguel Alan, además de dirigente, es sobrino de Juan Carlos. Su mensaje escrito, compartido con todos los presentes, fue una mezcla de cariño, recuerdo y gratitud.
Recordó a su tío con afecto y admiración:
“El Monito Alan, mi tío Juan Carlos, una persona alegre y divertida, siempre sonriendo. Nunca te dejaba de a pie. Gran padre, amigo y burrero de alma.”
Entre sus líneas se percibe la imagen cotidiana del Monito, ese vecino incansable y solidario que todos conocían:
“Mi tío era ese tipo. Siempre estaba para lo que necesites. Trabajador de la cooperativa de servicios públicos, el de los teléfonos. El que siempre andaba trepando los palos de luz. Siempre con la pasión por los caballos de carrera y los galgos.”
Miguel también evocó esa faceta alegre que marcó su presencia en cada encuentro:
“Mi tío, ese amigo que alegraba las reuniones cantando o bailando.”
Y cerró su mensaje con una de las imágenes más sentidas del homenaje, un símbolo que conmovió a todos los que lo conocieron:
“Lo homenajeamos imaginándonos que se subió en un caballo imaginario para correr su última carrera. Donde se abren las puertas de la gatera y sale echado sobre el caballo pegando una azote para asegurar la carrera. Y le pegamos unos gritos: faltan pocos metros, tío Monito, vas levantando la fusta porque la ganaste y disfrutaste la vida. Ese era el Monito, el amigo burrero. Por eso le dijimos hasta siempre, Monito Alan, hasta siempre.”
El reconocimiento incluyó un minuto de silencio, la entrega de un recordatorio a la familia, una suelta de globos —que el viento patagónico se encargó de elevar— y una suelta a caballo encabezada por Palaly Alan, también jockey, quien heredó de su padre el amor por las carreras y la dedicación a este oficio que une generaciones.
Otro momento emotivo: el retiro de “Patefoy”
Entre los instantes más significativos de la jornada también se vivió el retiro de las pistas del caballo “Patefoy”, perteneciente a Ricardo Marín, un ejemplar muy querido en el circuito regional.
Marín, visiblemente emocionado, expresó que ahora llega “el momento de que pueda pastar tranquilo”, y recordó los años de amistad, viajes y anécdotas que acompañaron al caballo:
“El Patefoy nos regaló momentos hermosos, compartidos entre amigos y, sobre todo, con el Monito Alan”, dijo en un cierre lleno de recuerdos y gratitud.
El retiro fue recibido con aplausos por el público, en un gesto de respeto hacia un binomio que supo dejar su marca en las pistas del sur.
Carreras, emoción y convocatoria popular
El homenaje al “Monito” Alan se realizó entre carreras, en medio de una jornada hípica que combinó emoción, velocidad y camaradería. Antes y después del homenaje, el público disfrutó de un programa de siete carreras que reunió a jinetes, propietarios y aficionados de toda la región.
En la primera carrera, sobre 100 metros, el triunfo fue para El Ceniza, de José Luis Moya. En la segunda, también de 100 metros, se impuso El Rayo, de Franco Carril. La tercera competencia, de 200 metros, tuvo como ganador a Bartolito, del stud de Jorge Pelozo, representante de Aldea Beleiro.
En la cuarta carrera, de 150 metros, ganó El Urón, de Río Senguer, con Agustín Barrera. La quinta, correspondiente al Clásico Río Mayo 90 Años, sobre 250 metros, fue para Patacón, del stud de Ariel Concha, también de Río Senguer.
La sexta carrera, de 150 metros, tuvo como vencedor a Cacique, de Yohane Muñoz, representante de Río Mayo, y la séptima y última, de 125 metros, volvió a consagrar a El Ceniza, de José Luis Moya, completando una doble victoria que cerró con aplausos la jornada.
Desde temprano, el predio del club se vio colmado de vecinos de Río Mayo, Alto Río Senguer, Aldea Beleiro y Lago Blanco, que acompañaron una verdadera fiesta del turf patagónico.
Agradecimientos
Desde la organización del Club Hípico Río Mayo se expresó un especial agradecimiento a la Municipalidad de Río Mayo y al intendente Gustavo Loyaute por el acompañamiento, al Hospital Rural de Río Mayo, al Cuartel de Bomberos Voluntarios, a Transporte Loyaute, a Insub Regalerías de Miguel y María Elena, a Servicios Río Mayo de la familia Sandoval, al Sr. Mariano Moreira, y a toda la gente de Río Mayo y zonas aledañas que hicieron posible una jornada inolvidable.

















